Sabrina estaba de pie en el centro del ring, con la cabeza ligeramente inclinada, mirando sus manos llenas de sangre. Por fin se sentía un poco mejor.Efectivamente, solo de esta manera podía reprimir su agitado estado de ánimo.Sabrina se preparaba para bajar del ring.En ese momento, una lluvia de pétalos de rosa cayó repentinamente desde arriba.—Reina, te amo, ¡cásate conmigo!Una voz familiar, diálogo conocido, escenario familiar apareció una vez más ante Sabrina.Ronaldo subió al ring, se arrodilló frente a ella, no solo sosteniendo flores, sino también llevando un enorme anillo de diamantes.—Mi querida y encantadora diosa Reina, por favor, acepta mi propuesta de matrimonio. Te amaré y protegeré para siempre, seré leal absolutamente contigo. Puedo darte todo, incluso mi vida.Ronaldo, como el jefe detrás del Ring de Leo, recibió noticias tan pronto como Sabrina apareció aquí.Ella miró con arrogancia al hombre arrodillado, sin mostrar ninguna emoción en su rostro frío.
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