Sabrina pensó en Francisco y no dijo nada.Después del desayuno, Sabrina fue a ver a Francisco.Seguía durmiendo y Sabrina le extrajo unos mililitros de sangre para llevarlos al laboratorio y analizarlos.Eran las diez de la mañana cuando Francisco por fin se despertó.Sabrina le había estado cuidando en la habitación, y cuando le vio despierto le ayudó a sentarse, —¿Cómo te sientes ahora?—Estoy mejor.Francisco movió su brazo herido, —La herida ya no me duele.—No puedes sentir el dolor durante un tiempo.Así que no era que no le dolía, sino que no podía sentir el dolor.Francisco rio, —Eso también está muy bien.—No se pueden adormecer los nervios del dolor por mucho tiempo.Sabrina tomó la mano de Francisco, —Francisco. Créeme, te salvaré.Francisco acarició la cara de Sabrina, —El equipo médico ya está trabajando en un antídoto, no te preocupes.Sabrina asintió, y después, preguntó: —Francisco. ¿Por qué te envenenó el Sol Falto?Francisco le mintió, —Mi enemigo me ha
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