En la antigua residencia de los Torres.Después de colgar el teléfono, Susana se frotó el entrecejo, frustrada. —¡Ese chico solo me trae problemas!—Señora, cálmese.Josefina, que había cortado algo de fruta, intentó consolarla. —Los hijos siempre traen preocupaciones, y además, no es culpa del jo
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