Dejo escapar una risita desganada, mis pensamientos por fin encajan. "No estoy triste", le corrijo. "Pero estoy preocupada por ti y quiero ayudarte". "Me estás ayudando", responde Sinclair, hundiéndose en el agua humeante y atrayéndome entre sus brazos con un ronroneo bajo. "¿Cómo?". Exijo, "¿dejándote cargarme y mimarme?". "Resulta que me gusta hacer esas cosas". Me responde, besándome el cuello. "Además, así tengo las manos libres". "Ah, ¿vas a manosearme mientras como?". Pregunto con
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