Grupo Vargas.La puerta de la sala de reuniones se abrió de par en par, y Omar salió de ella, seguido por los demás miembros del grupo, mientras Ernesto se quedaba atrás para informar sobre la agenda de la tarde.Ya en su oficina, Omar se quitó el abrigo y escuchó a Ernesto preguntar con cautela: —¿Qué almuerzo desea hoy?Omar frunció el ceño y le lanzó una mirada.¿Realmente necesitaba que le preguntaran por algo tan trivial?Ernesto empujó sus anteojos y sonrió: —Hoy es el quince.Omar recordó que cada quince de mes, Adriana solía insistir en pasar toda la tarde con él, y hasta le traía el almuerzo.Ernesto, considerando la relación entre marido y mujer, pensó que Adriana podría no venir hoy y no quería mencionarlo directamente, así que preguntó: —Señora, ¿debería venir, verdad?Omar, sin mostrar preocupación, lanzó sus gemelos al sofá y movió ligeramente los labios: —¿Cuándo no ha venido?Ernesto sospechó que no vendría hoy.Siguiendo el principio de no revelar lo que sabía, preg
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