Adriana, sin anticipar lo que sucedería, solo escuchó un susurro suave de Roxana a su lado. Al parecer, alguien pasó por la puerta.Cuando reaccionó, empujó a Andrés, mirándolo con furia. Andrés, con las manos en los bolsillos de su bata, retrocedió perezosamente dos pasos. Viendo la expresión exagerada de Adriana, inclinó la cabeza, con una sonrisa maliciosa en los labios.Justo cuando volvió a mirarla, se encontró con la mirada de Adriana. Inclinó la cabeza de manera astuta y dijo: —Te estoy engañando, solo quería besarte de todos modos.Adriana se quedó inmóvil en su lugar, apretando fuertemente las manos. Su rostro se volvió rojo, no de vergüenza, sino de enojo. Se sintió como si todo el mundo pensara que era fácil de intimidar y que podían hacer lo que quisieran con ella.Andrés, probablemente notando que ella estaba realmente enfadada, levantó las cejas y dijo: —Bueno, ya he recibido mi recompensa. Me voy.Dicho esto, se dio la vuelta despreocupadamente y, mientras se estiraba
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