Natalie se sentía llena de culpa. Ahora que Escorpión había puesto sus ojos en ella, aunque él no hubiera orquestado un choque automovilístico a Leonardo en su camino al Registro Civil, seguro que buscaría otras maneras de lastimarlo.—Abuela, él estará bien, ¡lo prometo!¡De ninguna manera ella iba a permitir que nada le sucediera!Después de consolar a Josefina y asignar a alguien para acompañarla de vuelta, Natalie regresó afuera de la sala para seguir vigilando a Leonardo.Al cabo de otro rato, Matilda, quien había recibido la noticia, llegó apresurada.Con lágrimas en los ojos, su mirada enfadada se clavó en Natalie mientras la reprendía: —Escuché que Leo tuvo un accidente cuando iba al Registro Civil. ¡Natalie, eres un imán de problemas! ¡Quien esté emparentado contigo tiene mala suerte!Natalie se rio con frialdad, levantó la mirada y replicó palabra por palabra: —¿Y a ti qué te importa? No olvides que Leonardo y yo aún no estamos divorciados, así que tú, una amante, no tiene de
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