Desde hacía mucho tiempo, Ciro despreciaba a Baltasar, pero debido a las jerarquías, no podía hacer nada. En Surlandia, el padre de Baltasar tenía la última palabra, y Ciro solo podía callar y soportar.Sin embargo, esta vez la orden venía directamente de la provincia, y la persona frente a él estaba bajo la jurisdicción directa del más alto organismo nacional, con un rango incluso más alto que el gobernador de la provincia.Baltasar y su padre eran como emperadores locales en Surlandia, pero no eran relevantes frente a una entidad como la Oficina Nacional de Investigación y Defensa de Poderes Sobrenaturales.Además, Ciro sospechaba que, si Baltasar había ofendido a alguien del nivel de Simón, la familia Saiz estaba en serios problemas. Desde cualquier perspectiva, no había razón para ser amable con Baltasar.A pesar de esto, Baltasar no entendía la situación y seguía insultando a Ciro sin parar, deseando desollarlo vivo.Ciro respondió con desdén y ordenó: —Ponle las esposas, si volví
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