Paula aferró su ropa con gran fuerza, pero aun así, fue despojada por varios hombres y brutalmente golpeada.—¿Qué sigue, Ricardo? — preguntó uno de sus secuaces.Ricardo sonrió siniestramente y dijo: —Primero, enciérrenla y háganla pasar hambre durante tres días. Si aún no se comporta, vayan uno por uno y viólenla.—Gracias, jefe Ricardo, — Rieron lascivamente los hombres.Mientras tanto, Paula, en este momento, experimentaba un miedo en su alma que superaba incluso el dolor físico, se sumió en una profunda desesperación.Al instante, con un gesto de la mano de Ricardo, algunos hombres arrastraron a Paula a una habitación, la arrojaron con gran brusquedad adentro y cerraron con llave.No había nadie en kilómetros a la redonda, incluso si gritaba a pleno pulmón, nadie la escucharía.En ese momento, Ricardo llegó a su oficina. En la pantalla grande, se proyectaban varias imágenes: seductores presentadores masculinos y femeninos llevaban a cabo actividades bastante vergonzosas. Las salas
Leer más