James King...Finalmente, solo en casa. Qué paz siento al estar solo. Para ser sincero, disfruto de la vida de soltero. Nunca me gustaron las relaciones serias. Aún soy joven, tengo solo 26 años, y mi esposa, pobrecita, tiene 18 años, prácticamente una niña. Ni siquiera tuvimos luna de miel, porque, aunque me encanta viajar, no nos convenía quedarnos encerrados en una habitación de hotel o pasear juntos por la ciudad elegida. Subo al dormitorio, me doy una ducha y me pongo ropa cómoda. Bajo las escaleras y voy a la cocina. Mi diversión es comer. Me encanta un buen trozo de pastel de chocolate con mucho glaseado, además de algunas golosinas. Veo en la nevera una ensalada de frutas con leche condensada. No puedo resistir. Cojo un tazón, lo lleno de ensalada de frutas y le echo mucho leche condensada.Mientras como en la encimera de la cocina, Suzete viene a informarme que tengo visitas. Voy a la sala de estar y encuentro a Lucas sentado, con un brazo estirado sobre el sofá y las piernas
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