—Julieta…Julieta lo soltó. Se secó los ojos mientras fruncía los labios.—Ismael, cuida a Samuel por mí.Después de decir esto, le entregó a Ismael una copa.—Brindemos.Ismael no se lo pensó mucho, la siguió y se lo bebió todo de un trago. Tenía sentimientos encontrados en el corazón. Alargó la mano, le tocó suavemente la cabeza y frunció el ceño.—Tienes que cuidarte también. Si… Antes de que pudiera terminar la frase se dio cuenta de que algo iba mal. Miró a Julieta con consternación y luego sus ojos se cerraron y se desplomó en el sofá.Sollozando, Julieta le colocó una manta sobre su cuerpo y se sentó. Le frotó la frente.—Ismael, lo siento, no puedo escucharte, no puedo irme. Dejaré a Samuel a tu cuidado, si…Cuando pensó en las dos vidas que tenía en las manos, dejó de hablar, retiró la mano y dijo con tristeza:—Puede que no me tenga que preocupar, pero aun así, de ahora en adelante tienes que cuidarte y… cuidado con tu papá.Después de decir eso, se levantó, se dio la vuelta
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