Una semana después de recibir la nota, Aurora volvió a sus clases. Aparentemente, todo estaba yendo bien, excepto por Matteo, que últimamente se mostraba más ausente y siempre decía que estaba cuidando de todo.— Simplemente estoy cansada, Matteo Giordano. — Aurora exclamó al entrar en su oficina, sorprendiéndolo.— Amor, no imaginé que te vería aquí tan temprano. — Dijo él, dejando de lado el portátil donde revisaba algunos documentos.— Tenía que venir. Apenas te he visto en los últimos tres días. — Dijo ella aún alterada. — Mira, sé que estás preocupado por lo que pasó, pero por favor, no te alejes. Te extraño.En ese momento, Matteo se dio cuenta de que estaba descuidando su matrimonio, ya que salía temprano de casa y, cuando llegaba, su esposa ya estaba dormida, siendo raras las ocasiones en que se veían.— Perdóname, mi amor. Estoy tratando de todo para protegerte y mantener a Petrov alejado, y terminé alejándome de ti. Te amo, mi reina. — Dijo acercándose a ella y envolviéndola
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