No había mirado a Hernán ni una sola vez cuando le dije a Pedro: —Señor Pérez, ¡gracias por echarme una mano! Pero ConstruMateria es una empresa pequeña, no nos atrevemos a tomar cualquier proyecto.Mi comentario hizo que Pedro se carcajeara. Aprovechó para poner su brazo sobre mis hombros y darme una palmadita suave, diciendo: —Jajaja, ¡eres adorable!Las demás personas también se unieron a la risa, mientras Hernán, con cara de incomodidad, dijo: —María siempre ha sido así.Por sus palabras, parecía que no era muy buena manejando situaciones sociales.Pedro apretó mi hombro con su gran mano y comentó: —Señorita Lara es una mujer con personalidad, siempre manteniendo una actitud firme. ¡Me encanta ese tipo de mujeres! Señorita Lara, ¡necesito ser tu amigo!Estela, que estaba sentada a mi lado, tenía el rostro torcido, temiendo que me sintiera incómoda. Me dio un toque suave en la pierna, como consolándome.Sonreí ligeramente, aproveché para levantarme y, levantando mi copa, dije: —A to
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