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Todos los capítulos de Día que Se Perdió el Amor: Capítulo 81 - Capítulo 90
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Capítulo 81: Enloquecida por Bosco
¿Se volvió loca por Bosco y empezó a ser sonámbula...?Después de lavarse, fue a la consulta del médico para asegurarse de que a Bosco no le pasaba nada y luego fue directa a hacer los trámites del alta. —¿Vas a volver solo o llamo a Juan para que te recoja?Bosco se apoyó en la cama, con una sonrisa: —¿el médico ha dicho que me pueden dar el alta?«Con esa pequeña lesión en la frente, mantenerte en el hospital una noche en observación ya es suficiente.»Cecilia contuvo la ira y transmitió las órdenes del médico: —bueno, no te mojes antes de que cicatrice la herida, y abstente del alcohol.Ahora llegó el invierno, no lavarse el pelo durante uno días no algo difícil, pero para Bosco, que tenía un grave problema de limpieza, era un gran reto.El hombre dijo: —pero me siento mareado.—Entonces, ¿qué quieres?— Cecilia frunció el ceño y le miró con recelo, intuyendo que Bosco no tenía buenas intenciones.—Vuelves a Villa Midin.—Imposible —se negó sin pensárselo.Dijo Bosco: —no hay criada
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Capítulo 82 Bosco, piérdete
La cita era a la hora de comer, así que llegó a un restaurante de lujo, y en cuanto Cecilia bajó del taxi, vio al hombre que la esperaba fuera del restaurante.Criz cogió con naturalidad la caja de herramientas en la mano: —¿Qué tal estos dos últimos días?—Sí, muy bien.Criz la condujo al interior mientras decía: —Por cierto, a mi abuelo le encanta un ambiente divertido, pues, no te preocupes luego.Cecilia no entendió, y cuando estaba en la sala privada, sí lo comprendió.Al principio pensaba que sólo estaba su abuelo, no esperaba que estuviera lleno de gente sentada a la mesa.Explicó Criz: —son todos amigos de mi abuelo, y están interesados en la identificación de tesoros, así que han venido a echar un vistazo, si te importa...Parecía que él también acababa de enterarse de que había venido tanta gente, Cecilia negó con la cabeza: —Está bien, pero la identificación de artefactos no es mi especialidad, y los resultados pueden estar sesgados.Aunque ella no se licenció en el campo co
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Capítulo 83 Dos años de separación conceden automáticamente el divorcio
Bosco no dijo nada, lanzándole una mirada.Gritó Cecilia: —¡ni hablar!¡Jamás aceptaría que se quedara aquí!—Te pago 10 miles dólares al día.—¡No! Debes tener mala intención.—Has pensado demasiado.Cecilia recordó inevitablemente aquellas desagradables experiencias del pasado, —no.Ya se estaba planteando acudir a la justicia y seguir el divorcio automático concedido tras dos años de separación.Bosco dijo sin rodeos: —Mamá sabe lo de nuestra separación.—No...—100 miles dólares al día.—Se paga cada noche, nada de cheques, quiero transferencia bancaria directa.Cecilia lo aceptó apretando los dientes porque le había ofrecido tanto.…En los pocos segundos en que se quedó mudo Bosco, Cecilia sacó su tarjeta bancaria y se la entregó.El hombre no la miró: —envíame solo el número de tu cuenta bancaria.Cecilia sacó su número de contacto de su lista negra y le envió el número de cuenta, unos minutos después, recibió una alerta, que 100 miles de dólares llegaron a su cuenta.La mirada
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Capítulo 84 El señor Borja se está entregando al amor
Noa ya se calmó y le dijo Bosco: —Bosco, estoy bien, no te preocupes.Antes de que llegaran al club, Irene había llamado a Bosco y le había revelado su agenda para esta noche.Toda la sala privada estaba en silencio, incluso la música había cesado, y cualquiera podía sentir la frialdad indescriptible de Bosco.Cecilia sonrió fríamente y apartó la mirada, ¡eran realmente desvergonzados!Pensando en esto, sentía cada vez más que divorciarse de Bosco era la mejor elección de su vida.Y todos presente podían ver su disgusto claramente y nadie se atrevía hacer ruido.Como anfitrión, José se levantó para apaciguar el ambiente: —señor Borja, por favor, tome asiento.La fiesta que organizó hoy era para conocer a Bosco, aunque la situación actual era un poco complicada, se podía considerar que consiguió su objetivo. Sin embrago, no sabía Bosco estaba aquí por Cecilia o Noa. Para complacer a Cecilia, acababa de humillar a Noa, si no era una elección correcta…Pensando en ello, le entraron sudor
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Capítulo 85 Ella está a punto de encornudarle
—El señor López haciéndote pasar un mal rato por petición de ella, si el señor Borja se fuera, esta inversión sería definitivamente en vano, ¡ese baile que acabas de hacer no serviría para nada!Irene pensó que aunque estas palabras no pudieran hacer que Bosco le hiciera nada a Cecilia, al menos podrían hacer que se compadeciera un poco más de Noa, pero no esperó durante mucho tiempo una respuesta, no dijo nada.Frunció el ceño y miró a Bosco, que parecía distraído, sin escuchar lo que decía.José terminó la llamada y pidió permiso al hombre con cuidado, —señor Borja, el contrato tardará un rato en redactarse, ¿por qué no tomamos algo?—No, dale el contrato a su agente directamente cuando esté hecho, yo tengo que ir antes.José López se sorprendió de su actitud.Si no fuera porque el señor Borja no le perdía de vista, habría sospechado que quien no podía esperar a que redactara el contrato en ese momento era otra persona.Noa vio a Bosco a punto de marcharse y se levantó con él: —No de
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Capítulo 86 Siempre actúas como una arpía
—Sí, lo sé —Bosco se encogió de hombros.Cecilia esperó un largo rato la siguiente frase y dijo impaciente: —Si vas a decirlo, date prisa, si no vas a decirlo, suéltame.Bosco la miró fijamente, la mujer fruncía el ceño en ese momento, mostrando un indisimulado aburrimiento hacia él, y le desagradaba mucho esa mirada de ella en ese momento.Al principio en Villa Midin, aunque él ya no era indiferente, esta mujer siempre estaba sonriendo, pero ahora...Frunció ligeramente el ceño: —vamos.Cecilia se quedó perpleja, ¿adónde? Ese Bosco estaba realmente loco.Al verla inmóvil también retrocedió, evitado como si fuera un hombre lascivo que traficaba con una buena mujer.Bosco estaba exasperado por el comportamiento subconsciente de Cecilia, que le ahogaba el pecho, y dijo con indiferencia y sarcasmo: —Si quieres saber quién es esa persona, sígueme.—Dime el nombre, no es seguro estar sola contigo.Su mano agarraba con fuerza el pomo de la puerta, las venas tensas del dorso de la mano señala
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Capítulo 87 Realmente me estás deseando algo
Silvia aún quería forcejear un poco más, no estaba muy convencida ante Cecilia, pero la mujer que estaba a su lado empezó a hablar, era aquella camarera.—¡Yo te lo digo! Señorita Sánchez…Se levantó y quiso ir delante de Cecilia, pero el guardaespaldas la empujó hacia atrás.—En aquel entonces, envié el audio a mi amiga, y entonces... —señaló con maldad a Silvia a un lado—, ella me encontró, e insistió en que le vendiera el vídeo de vigilancia de la sala privada. Dijo que esa es tu hermana, y ese vídeo dañó gravemente tu reputación, y vi que no parecía que mintiera, así que accedí a vendérselo, ¡pero no esperaba que fuera tan despiadada como para exponerlo a los medios de comunicación!Esto era verdad a medias, pero Silvia no discutió, ladeó la cabeza y miró a Cecilia con condescendencia: —¿Y qué si fui yo quien lo dio a los medios? Cecilia, ¿no son esos los hechos? Expuse algo más que el audio, si no hubiera enviado las fotos tuyas con el señor Borja, ¿cómo podrías ser digna de casar
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Capítulo 88 Morir con él
Sus ojos oscuros se fijaron fríamente en Cecilia, dijo en tono ligero, —¿te interesa?—No... —dijo Cecilia en voz alta, con ansiedad y pánico le gritó, —Bosco, ¡mira la carretera! ¡no me mires a mí! Estás conduciendo.No había un gran flujo de tráfico en esta carretera, pero Bosco la miró cuando estaba conduciendo en tanta velocidad, parecía que iba a chocar al coche de delante.Cecilia cerró violentamente los ojos y gritó: —¡Ah ... va a chocar!Sonó el sonido punzante de los frenos, el impacto esperado no se produjo, además, el frenazo brusco hizo que los hombros quedaran estrangulados por el cinturón de seguridad un poco de dolor, no le hizo otro daño…Cecilia abrió los ojos, la parte delantera del Bentley y el vehículo que tenían delante estaban separados por sólo una docena de centímetros.Si hubiera sido un paso más lenta al pisar el freno...Estaba tan enfadada que su voz se volvió estridente: —Bosco, si quieres morir, busca un lugar donde no haya nadie, ¡si muero contigo, la gen
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Capítulo 89 Intimidarla por algo así
Lidia se cubrió el pecho y se levantó, sentía que esta noche la habían estimulado mucho, y no podía seguir cenando. Cecilia intentó apoyarla, pero ella se negó, —Necesito estar tranquila, cuando terminen de comer, salgan. Hoy he sufrido tanto.Hizo un gesto con la mano hacia Carmen: —Dales la invitación.Carmen se la entregó a Cecilia la invitación y se dirigió a la cocina. Aunque Bosco fue quien la contrató y ahora que los dos estaban a punto de divorciarse, estaba más que justificado que se la entregara a él por razón, pero la forma en que estaba allí sentado, con desprecio y sin decir palabra era realmente espeluznante.Cecilia echó un vistazo, enarcando una ceja al ver el nombre de la novia.En realidad era una compañera suya de la universidad del mismo departamento.Bosco, que ya tenía los ojos fijos en su cara, preguntó: —¿tienes rencor con ella?—De hecho no, no nos llevamos bien.Ella siempre ocupaba el primer puesto, y su compañera, el segundo, pues, eran enemigos natos.—La s
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Capítulo 90 El marido de Cecilia, que murió joven
El marido de Eva era el segundo hijo de la familia Jiménez, que no era precisamente una familia poderosa, pero sí adinerada, y al que nunca había sido ofendido así.Se puso serio: —eres la compañera de clase de Eva, si vienes de verdad a presenciar la ceremonia, te damos la bienvenida, pero si quieres hacer el ridículo…Mientras hablaba, vio a un hombre a la entrada del jardín, y entonces se detuvo.Sin importarle perder más tiempo diciendo tonterías con Cecilia, se dirigió rápidamente hacia el coche aparcado en la entrada, —señor Borja.La razón por la que seguía esperando fuera a pesar de que la fiesta de compromiso estaba a punto de empezar era para esperar a Bosco.Bosco salió del coche y asintió levemente cuando vio al novio esperando junto al coche, —señor Fernando Jiménez, no tiene que ser tan educado.Fernando no cambió de actitud por sus palabras y levantó la mano para indicar la entrada al salón.—Pase por aquí.En una ocasión como la de hoy, debería ser el novio el protagoni
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