_Si hay que revivir a un muerto lo haré, voy a encontrar a mi hijo, dijo Max antes de ir trás una pequeña pista. Ronald observaba con atención la escena se le hacía muy familiar a lo que había ocurrido hace veinte años atrás con Bartolomé. En esta ocasión, no pudo percibir el aroma de algún otro lobo que de los cadáveres que permanecían en la entrada. Ninguno de ellos pertenecían a una manada, y lo más sospechoso era que habían humanos involucrados en ese asunto. Las cámaras estaban fuera de servicio en ese momento, no había pruebas concretas, aunque eso fue lo que creyó hasta que revisaron las pertencias de los cuerpos. _Ésto fue lo que encontramos, comentó uno de los hombres entregándole una tarjeta algo que sorprendió a Ronald. Lo sostuvo en sus manos mientras trataba de atacar cabos sueltos... ¿por qué esos hombres llevaban tarjeta de acceso de su compañía?, ¿acaso son empleados nuestro?, se preguntó. Tenía muchas personas trabajando en el mundo de los humanos, era difícil id
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