Estoy desnuda, pegada a él, con los ojos y los labios cerrados. Sin palabras y solo con el sonido de mi respiración pesada, la tensión es espesa en el aire. La miríada de pensamientos que corren por mi mente se retuerce y se dispersa. Mis pulmones se aprietan y el aire se disipa, dejándome sin aliento cuanto más me mira con esos ojos tempestuosos. Las únicas cosas de las que soy consciente son de mi respiración temblorosa, mi corazón acelerado, mi piel tocando la suya, mis pezones pegados contra la dura pared de su pecho. La humedad se acumulaba profundamente en mi núcleo, arremolinándose y aumentando solo por él. Excitación. Quizás me he vuelto loca. Las últimas cuarenta y ocho horas me han vuelto loca, porque ¿cómo puedo sentirme excitada después de lo que acaba de hacer? Me arrancó la ropa y me dio unos azotes. Nadie nunca me ha puesto la mano encima y me ha lastimado de esa forma. ¿Cómo m****a puedo excitarme con eso? Ahora, ¿qué es esto? ¿Él me va a besar? ¿También me va a rob
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