Al ver a Nicolás partido en dos por un solo golpe de cuchillo, Rolando estaba aterrorizado, sentado en el suelo, temblando por completo. El sudor y la orina no dejaban de gotear. Jamás imaginó que Pedro sería tan despiadado; a Nicolás de la poderosa familia Cedillo, lo asesinó sin titubear ni un segundo. ¡Dios, qué miedo!—Sr. Pedro, ¿y este sujeto que queda? ¿Lo matamos también?El cuchillo de Rodolfo estaba una vez más en el cuello de Rolando.—¡No, no me mates! ¡Por favor, ten piedad, héroe, ten piedad!Rolando, llorando de miedo, rápidamente se arrastró de rodillas hasta los pies de Pedro, suplicando por su vida desesperadamente. Estaba verdaderamente aterrado. Este grupo parecía completamente desquiciado, sin ningún remordimiento. Si podían matar a una figura importante como Nicolás, ¿qué no harían con él?—Déjalo, no tiene nada que ver con esto, perdona su vida —dijo Pedro, impasible.—Sr. Pedro, con tantas muertes en la familia Cedillo, seguramente habrá una investigación exhaus
Leer más