Al salir de la Villa, Pedro sacó su teléfono móvil con la intención de hacer una llamada.De repente, el teléfono sonó. En la pantalla aparecía: Fernando.—Hola, señor Fernando, justamente estaba a punto de buscarlo y resulta que usted me llama primero —Pedro contestó la llamada.—¿Oh? ¿Por qué asunto quería verme, señor Pedro? —Fernando se mostró sorprendido.—Verá, tengo un amigo que está pasando por un apuro financiero. Estaba pensando, ¿sería posible pedirle un préstamo? —Preguntó Pedro.—Me asustó, creí que se trataba de algo más serio. ¿Necesitan dinero? No hay problema, es lo que me sobra. ¿Cuánto necesita su amigo? —Fernando se relajó.—Mil millones.—No es un problema, se los enviaré mañana.—Le agradezco mucho, señor Fernando.—No sea formal, señor Pedro. ¡Debo agradecerle por haber curado mi enfermedad!—Felicidades por eso. Y, cambiando de tema, ¿por qué me estaba llamando? —Pedro cambió de rumbo en la conversación.—Señor Pedro, ¿no me había pedido que estuviera al tanto d
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