Nina"Nina, ¿verdad?".Una voz familiar atravesó mi calma. Abriendo los ojos, vi a Lea, la mujer de mi última clase, de pie junto a mí con una sonrisa burlona. "¿Volviste por más?", preguntó, echándose su larga y elegante cola de caballo por encima del hombro.Me enderezo y la miro. Las palabras de ánimo de Enzo resonaron en mi mente, recordándome que lo mejor era ser la mejor persona y no dejar que su actitud adolescente me afectara."Sí", dije, ofreciéndole una sonrisa educada pero rígida. "Sí"."Ayer te escapaste", dijo de repente, y sus finos labios se curvaron en una sonrisa burlona. "¿Te pasó algo? ¿Un tirón?"."No", respondí. "Solo tuve náuseas matutinas"."Ya veo". Lea se quedó mirándome con sus ojos de zorra. Me sentí pequeña bajo su mirada, y la forma en que me miraba hizo que mi corazón latiera con fuerza."¿Hay algo mal?", le pregunté.Ella se encogió de hombros. "No, no pasa nada", dijo con una sonrisa que era más de plástico que de dientes. "Es solo que nunca tuv
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