NinaLa ansiedad me subía por el pecho mientras miraba el celular que tenía en la mano.Una vez más, el intento de llamar a mi madre resultaba inútil.No podía ni contar las veces que intenté llamarla en las últimas tres semanas, y todas quedaron sin respuesta. Esta vez, sin embargo, incluso saltó el buzón de voz; o bien había colgado al ver mi nombre en la pantalla, o su celular estaba oficialmente apagado."No te preocupes, Nina", me dijo Enzo, rodeándome por detrás con sus fuertes brazos y dándome un beso en la cabeza. Estábamos en la cocina, nuestra preciosa cocina verde claro. "Probablemente aún no ha cambiado al número internacional. Te llamará pronto, lo presiento".Asentí y me giré en los brazos de Enzo, inhalando su aroma y dejando que su calor emanara a través de mí mientras enterraba la cara en su pecho."Probablemente tengas razón", dije en voz baja. "Ojalá pudiera estar aquí a tiempo para la boda. Quizá deberíamos...". Me mordí el labio, impidiéndome decir lo que hab
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