—¿Esposa?— Aida no se esperaba eso, ella juraba que Fabrizio sí había firmado el divorcio y que era un hombre libre—¡Lo que escuchaste! Y te vuelvo a repetir, no quiero que vuelvas a hablar mal de mi esposa, a Channel la respetas, y volviendo al tema del bebé, si es mío, te aseguro que no le va a faltar nada, ahora por favor vete, porque no te voy a perdonar el hecho de que le hayas dicho a Channel que nos habíamos comprometido.Sabes perfectamente, que no te amo, y nunca te he amado, solo fue el desquite, me deje llevar por la rabia, eso es todo.—¡¡Claro y cuando ella vuelva en sus andanzas, entonces vendrás a mi!! ¡Yo no soy la sustituta de nadie! —estoy seguro, de que no será así, porque ella me ama, nos amamos, así te duela Aida, pero, prefiero ser sincero, me causa cólera lo mucho que cambiaste, no eres nada de aquella dulce chica que conocí en el bar—Fabrizio...— a ella le dolieron esas últimas palabras, se fue acercar a Fabrizio, pero él retrocedió—no, no te acerques, solo
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