Capítulo 31. El don de la vida eterna.
La manada va a la cacería del depredador,hay algo dentro de mi que me dice que debo ir con ellos,Michael enseguida se opone a que los acompañe pero luego cede,sabe perfectamente que si no me permite ir,de todos modos haré mi voluntad.El bosque está en silencio no se oye ni el canto de una ave,una fría brisa se deja sentir,la luna llena brilla en todo su esplendor,es una noche de lobos,en la que transformarse es lo más natural,lo más seguro es que encontremos a la criatura que está causando miedo en el pueblo,no conviene que nuestro bosque se llenen de cazadores.Avanzamos con cautela se puede oír a pocos pasos de allí los gritos de dolor de alguien,parece humano y nos apuramos para ayudarlo.¿Se encuentra bien?—le pregunta Michael.El individuo voltea,para sorpresa de todos y gran tristeza para mí,es Dylan que lucha con todas sus fuerzas para no convertirse en lobo.¡No lo puedo creer!,¿pero como es posible?“Donna no quería que me vieras así soy un monstruo,¡vete ya!,quiero que me
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