BENJAMÍN — ¡Volví! — advirtió con pasos lentos sobre la hierba baja, sosteniendo una canasta en la mano, pasando los dedos por su gran y redonda barriga. — No vas a creer lo que encontré — comentó con el dragón, quien pronto mostró interés, acercando su hocico a lo que ella sostenía.— Son hermosos, ¿no? — comentó mostrando enormes fresas frescas y dulces.Creyendo que había traído una oveja en la canasta, o una simple ardilla, el dragón resopla decepcionado, alejándose de ella.— ¿Hey que pasó? — se quejó. — No he comido fresas en meses, y al menos aquí en este lugar, ¡pude encontrar algo que me guste!La Reina ya no estaba en las montañas, Falkor movía su ubicación cada vez que sentía
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