DAVIDEl perfume familiar me sirve de despertador, intrigada por la fragancia femenina, abro un ojo a la vez y me dejo guiar por la luz, aún somnolienta, inhalo el tentador aroma con cierta hambre. Han pasado más de veinte días desde que se atrevió a acercarse a mí, entonces, ¿qué hace en mi casa, en mi habitación, tan temprano?Cuando mi recién despertado cerebro comienza a procesar racionalmente lo que está pasando, busco de esquina en esquina en la habitación, buscando a la responsable de mi ansiedad y la encuentro en la puerta del baño, mirándome con su típico aire inocente, mordiéndose los labios como si supiera exactamente lo que planeo hacer con el
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