Después de todo el revuelo causado por Lucía, Christian gradualmente olvidó el beso repentino que ella le había dado. En realidad, no es que lo haya olvidado, simplemente era demasiado incómodo y no sabía qué decir al respecto, así que prefirió dejarlo pasar. Christian decidió no mencionar el incidente y a Lucía le pareció bien. Incluso sacó su lengua en tono juguetón, sintiéndose orgullosa de sí misma. Ahora que pasaban el día a día juntos, Christian parecía estar acostumbrándose a sus gestos de cercanía ocasional, ¡y eso era una buena señal! ¡Lucía estaba más feliz de lo que podía expresar!Aunque sabía que Christian todavía no había olvidado por completo a Carmen, Lucía creía firmemente que si perseveraba, algún día lograría reemplazar a Carmen en el corazón de Christian. Sin embargo, Christian recordó algo importante y le advirtió a Lucía con seriedad: —Por cierto, Lucía, con respecto al Manual de la Dama Misteriosa, quiero que prometas guardar el secreto y no decirle a nadie, ¡baj
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