—Carmen, no te preocupes, no me pasará nada, ¡confía en mí!— Christian consoló a Carmen, dándole palmaditas en la mano, y luego salió a grandes zancadas.Carmen se sintió impotente, ya que ambas partes no tenían margen para dar marcha atrás en esta situación. Aparte de confiar en Christian, no tenía otra opción.—¡Chico, no te esperabas llegar a esto, ¿verdad?— Salvador miró fijamente con furia. —La última vez me atacaste sorpresivamente, lo que me obligó a descansar durante medio mes. Hoy usaré tu sangre para borrar mi antigua vergüenza.—Viejo, no reconoces a un buen samaritano. La última vez te mostré piedad y por eso escapaste con vida. ¡Esta vez no tendrás tanta suerte!— dijo Christian en tono tranquilo, con las manos a la espalda y una actitud altiva, mirando desde arriba a Salvador con desprecio, como si estuviera mirando a una simple hormiga.—¡Tonterías! ¡Chico, estás buscando la muerte!— Salvador se enfureció repentinamente, su energía se desbordó de su cuerpo y, sin más pala
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