—Noa, ¿cómo se te ocurre dejar caer los palillos mientras comes con el abuelo? ¡Realmente no entiendes las normas! — Ema regañó a Noa con severidad.—Bueno, no regañes a la niña—naturalmente Fernando defendió a Noa, él realmente la quería mucho.Ema apretó con fuerza la mano bajo la mesa, al final, ante este anciano, ¡todo lo que hacía estaba mal!—Abuelo, papá, mamá, he terminado de comer—dijo Noa con las mejillas ardiendo de vergüenza, bajando la cabeza y mordiendo sus labios con fuerza antes de retirarse rápidamente de la mesa.Alejandro observó la figura esbelta de su hermana menor mientras se alejaba, su mirada profunda y perdida en sus pensamientos.En este momento, la satisfacción en el corazón de Leona era evidente.Noa, si hubieras sido una chica tranquila y sin impacto en casa, no tendrías que haber pasado por esta humillación.Es una lástima que te hayas creído demasiado, te has involucrado con el hombre que me gusta, y ahora solo puedo mostrarte con acciones quién es la joy
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