Por la noche, después de la escuela, Estrella fue al hospital. Al entrar en la habitación, vio que toda la familia Sánchez, incluyendo a Zared, Hada y Luna, estaban allí. Hada se acercó a ella con cariño fingido y cogió su mano, diciendo:—Estrella, por fin has vuelto.Al ver a los tres, Estrella sintió náuseas y retiró fríamente su mano. Miró a Rosalía, que estaba sentada en la cama, y le preguntó:—Abuela, ¿qué pasa?En el día a día, era imposible que la familia Sánchez visitara a la abuela, y mucho menos que todos los miembros estuvieran allí. Eso era inusual.Rosalía dijo con tranquilidad:—Tu tía y hermana vienen a disculparse contigo por lo que ha pasado en la escuela. Sentían que te deben una disculpa, por lo que no les impido hacerlo. Rosalía no mencionó a Hada como madrastra al referirse a ella, lo que sugirió que no merecía este título. A lo sumo, era una tía desconocida, teniendo en cuenta su trato diario con Estrella. Más bien, llamarla tía era demasiado elogio. Luego, R
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