Los doctores le hicieron una cesárea de emergencia a Alexa, la bebé se encontraba completamente morada y sin ningún signo vital, le dieron RCP de forma inmediata pero no hubo nada que pudieran hacer, el silencio en el quirófano se podía escuchar. — Hora de la muerte — el doctor miró el reloj — las 12:00 horas. Alexa en el momento que escuchó tal cosa dió un grito que dolía a cualquiera, le pasaron a la bebé y ella la puso en su pecho. — No, no me hagas esto mi amor — sus lágrimas se deslizaban por su rostro — Dios mío, no te la lleves, a ella no; papá, mamá, tía, necesito de su ayuda. No me arrebaten a mi hija, la necesito conmigo, Dios qué más quieres de mí, quiero a mi hija aquí a mi lado, denme la oportunidad de cuidarla. Alexa comenzó a hablarle a su hija mientras lloraba, los médicos estaban sacando la bala y trataban de controlarse ante el evento que estaban viviendo, de forma milagrosa ella aún tenía sus signos vitales estables pero no sabían cuánto tiempo más podría estar
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