Lucía acababa de dar a luz y aún no tuvo leche, y su pecho estaba incómodo.El médico le dijo que cogiera al bebé, que era instintivo que los niños tomaran leche, para que el bebé la succionara y ella no se sintiera mal.Pero después de varios intentos, sigo sin poder succionarlo.El recién nacido estaba demasiado débil y lloraba de hambre, y Lucía estaba ansiosa.—O... —Polo se relamió su labios—. ¿Ayudo un poco a mi hijo?—¿Qué? —Lucía se quedó helada.No había nadie más en la habitación del hospital que ellos tres, y Polo puso a su hijo en su pequeño moisés y se sentó frente a su mujer, levantándole el vestido.Lucía se sobresaltó: —¡¿Qué haces?!—¡El bebé es débil, pero yo soy fuerte!—Polo, tú...Lucía se sonrojó la cara, y hasta las raíces de las orejas le ardían.Sin embargo, esto parecía funcionar, no pudo dejar que su hijo llorara todo el tiempo.—¡Cariño, realmente no estaba tratando de aprovecharme de ti! —Polo explicó en contra de su voluntad—. Yo sólo, sólo quiero que mi h
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