Lucía, que originalmente estaba medio adormilada, de repente perdió todo rastro de sueño al escucharlo.—¡¿A quién dijiste que quieres golpear?!Polo se quedó perplejo, mirándola primero y luego su vientre.—Mi amor, yo...—¿Quieres golpear a nuestro bebé antes de que nazca?— dijo Lucía mientras arqueó las cejas, adoptando una actitud que no invitaba a ser provocada.Aunque Polo no le temía a nadie en la calle, con Lucía era otra historia.—No, no, no fue eso lo que quise decir...— se rió nerviosamente—, ¿no dijiste que debido al embarazo, el calor se redistribuye para el bebé y siempre tienes frío por eso?—Aun así, ¡no puedes golpearlo!—Oh...— Polo asintió obedientemente.—Así que, mi amor, ¿si nuestro hijo comete un error en el futuro, puedo castigarlo?—¡Tampoco puedes hacer eso!— dijo Lucía mientras lo fulminó con la mirada—, cuando los niños cometen errores, se les da educación y crítica, ¿cómo puedes golpearlos? Te advierto, si te atreves a lastimarlo en el futuro, ¡tendremos s
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