Andrés no dejaba de desafiar los nervios sensibles de Carla, haciéndola oscilar al borde del colapso."Andrés, te lo ruego..." Carla lo miró llorando, "déjame en paz. Realmente no puedo hacer algo así... No tengo rencor con la gente del bar, ¿por qué usar drogas para hacerles daño?""Andrés, suéltame, no diré nada sobre esto, ¿de acuerdo? Déjame ir... Te daré dinero, mucho dinero, suficiente para que puedas dejar la Ciudad Central, encontrar un lugar y vivir bien..."Carla lloraba con lágrimas, apenas podía hablar coherente.Aunque la calle era amplia, no había muchos transeúntes.Aunque algunos peatones pasaban de vez en cuando, cuando Carla buscó desesperadamente ayuda, Andrés la rodeó repentinamente por la cintura, manteniéndola cerca en sus brazos. Luego, ajustó su gorra de visera de pato y dirigió una disculpa con una leve sonrisa a los transeúntes que pasaban.Mientras Carla luchaba con más fuerza, él encontraba formas de manejarla mejor."Cariño, no hagas un escándalo, ¡vuelve a
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