Polo bajó la cabeza.Era de tamaño normal para una niña, pero delante de él solo le llegaba a los hombros de puntillas. Él le acarició la cabecita con una ternura en los ojos que solo dio cuando verla.—Si no vuelvo, no tendré dinero de bolsillo este mes, ¿verdad? —Polo susurró riendo.—¿Cómo es eso? ¡Lo he guardado todo para ti!—¿De verdad?—Sí... De todas formas, he hecho algunos cálculos, tus comidas se preparan en la empresa, no tienes que gastar dinero. Te compraré la ropa. Ahora vivimos en Nyisrenda, y no tenemos que pagar alquiler. ¡La vida es mucho mejor que viviendo en el pueblo Santo Córdova!—En la vida cotidiana, solo hace falta un poco de dinero para viajar —Lucía movió los dedos e hizo cuentas—. El coche que conduces ahora es de pequeña cilindrada, sobre todo de bajo consumo. He echado cuentas, ¡cien dólares al mes para gasolina es suficiente!—Así que... —Ella sonrió y sacó un billete y lo arrojó, luego lo puso en el bolsillo de su camisa, y dio dos palmadas con su pequ
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