Al otro lado del teléfono, Jorge permanecía en silencio.Sin embargo, incluso a través del teléfono, Samuel podía adivinar que su rostro debía ser una montaña de hielo sin ninguna expresión.Su habilidad más distintiva era su capacidad para mantener la compostura en todo momento, sin revelar sus emociones."Hermano", tosió ligeramente Samuel, "¿no tienes nada que decir?""¿Qué debería decir?" la voz de Jorge sonaba burlona, "Eso es algo que le regalé, es su pertenencia, ella puede hacer lo que quiera con ella.""Pero, era un tesoro ancestral de su familia, ¡tu bisabuela lo usó antes!"Jorge guardó silencio y agregó peso a la mancuerna. Cuando la levantó, sus músculos se tensaron, irradiando fuerza como un volcán en erupción."¿Cuánto dinero obtuvo al vender el brazalete?""Bueno..." Samuel sonrió, "¡No lo vendió!"Los ceños de Jorge se fruncieron ligeramente. Desde la noche anterior, había visto a esa mujercita inquieta, constantemente mirando hacia el cajón. En ese momento, se dio cue
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