—Lo siento, envié a la persona equivocada —La voz burlona de Teo llegó desde el otro extremo—. ¡Una foto tan bonita debería haber sido enviada a Señor García!—¡Teo!—¡Joana, te ves tan coqueta en el club nocturno!Joana se mordió el labio con fuerza, y su rostro se puso blanco.—Joana, he sufrido mucho en prisión. ¡Especialmente de la lucha, mis manos están un poco arruinados!—En caso de que mis manos resbalen un día y accidentalmente publique algo... Joana, no me importa, pero tu reputación...—¡Teo! ¡Por favor! —La voz de Joana temblaba—. ¡Solo di lo que tengas que decir! Mientras pueda hacerlo, ¡lo haré!—¡Nada más, pero no estás haciendo un trabajo lo suficientemente bueno para eliminar la influencia!A Joana le castañeteaban los dientes, —Entonces, ¿qué más?—Basta con contratar a gente por Internet para que haga buenas críticas, si fuera tan fácil podría hacerlo yo mismo, ¿para qué te necesitaría?—¡Señorita García, cuando haces algo mal, deberías disculparte!Teo sonrió fríam
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