Entro al bar con paso seguro y me siento en la barra y aunque interiormente me siento rechazada y cansada de luchar contra la corriente, sigo actuando, mostrando mi cara orgullosa y altiva.Hace mucho que no bebo una gota de alcohol, pero siento que hoy la necesito o no seré capaz de continuar. Me siento furiosa y sobre todo, excitada, muy excitada, ya que el muy imbécil me ha dejado al borde de la histeria.— Un Martini, guapo — Le pido al barista, lo tomo de un solo trago — Otro — le guiño el ojo y el chico me mira como si me tuviera lástima, levanto una ceja y espero el siguiente trago ¡No te pongas de listo, chiquillo!— Suave, princesa — Me giro hacia la voz de la persona que me ha hablado ¡Nada mal! El hombre es extremadamente bello y masculino, rubio de ojos verdes, para nada azules ¡Muy bien! Necesito ojos de color diferente.— Si deseas algo conmigo, te recomi
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