Es nuestra ultima noche aquí en esta isla, hemos hecho de todo, mas que todo el amor, pero de todo al fin al cabo. Nos hemos conocido, hablado, follado, conocido, follado y mas follado. ademas de eso me ha enseñado a disparar, aqui podemos hacerlo tranquilamente y desea que aprenda porque nunca sabe. No solo lo que hacemos es follar como locos. Siente mucho miedo por el tema de Dago y su hermano y quiere que yo sepa defenderme tambien. Es difícil y prefiero restregarme contra su dureza, yo creo que no solo el nivel se le sube a el también, si no que me contagia a mi también. —No me provoques e intenta de nuevo—el tono de voz es tan grueso, potente, es como si un Dios del olimpo te hablara. —No, no me gusta, no soy capaz—me quejo, no hare el ridículo, no suelo disparar. —Ya comprendo, eres de las que escoge retos que puedas ganar, selectiva. Me reta el desgraciado. Le arrebato el arma, pero esta vez me ayuda a posicionarme bien, a sujetarla como es debido para no fallar esta vez.
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