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Todos los capítulos de El enigma del millonario: Capítulo 81 - Capítulo 90
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La de la foto II
—Yo voy a mi casa, John, informa Arya —notando que ha tomado la ruta a casa de Ayden.—No creo, tu casa aún no tiene instalado el sistema de seguridad, además Sebas ha dicho que Aryehn quiere verte —informa muy seguro de que con lo último que ha dicho ella accederá a ir a su casa.—¿Me estás manipulando con nuestro hijo? Porque eso parece —comenta ella con tono molesto, aunque no lo está.—No… yo no…—¡Es broma! —confiesa—. Quiero ver a mi hijo, necesito verlo, le he extrañado, pero también necesito llegar al departamento rápido. Mañana tengo cosas que hacer y debo ponerme de acuerdo con Robín.—¿Y por qué no le llamas?—No he oído por un teléfono, eso lo haré mañana —asegura, pero entonces Ayden saca del saco de su traje
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Inhala... exhala...
El niño se quedó dormido en brazos de Arya, esa noche ella no tuvo que contarle un cuento, sino la historia de su vida. Ayden le había dicho que había lastimado a su mamá y que por eso ella se fue. Nunca le contó el porqué, el cómo ni el cuándo. Eso eran cosas que ellos como adultos solucionarían con el tiempo. —Debes descansar —comenta Ayden mirando que está incómoda—. Deja te ayudo a acomodarlo, además tienes que hablarle a Robín. —Es cierto… —ella se levanta de poco y sale de la cama mientras Ayden acomoda a su hijo y lo arropa. Arya camina hasta la salida y toma de su bolso el celular. Busca el número de Robín en el respaldo de su email y le llama. —Hey, ¿sigues vivo? —pregunta ella cuando descuelga. —¡Aún! ¿Vendrás a dormir hoy o ese millonario tuyo ya te secuestró? —inquiere riéndose. A lo lejos se escucha que ve alguna película. —Mañana te cuento, solo hablaba para avisarte que paso por ti a las nueve, ¿está bien? —explica ella.
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Inhala... exhala... II
El sueño les llega y los amantes quedan dormidos uno en el brazo del otro hasta que llega la mañana y Aryehn les despierta brincando sobre ellos en la cama.—¡Papi, mami! —grita el pequeño emocionado de verlos juntos.Ayden es el primero en abrir del todo los ojos.—¡Buen día mi campeón! —saluda y este se lanza a sus brazos.—¡Buenos días, mis chicos guapos! —saluda Arya efusiva.¡Tía Bea trajo pan cakes! —comenta sonriendo el pequeño y se acuesta entre los dos—. ¿Puedo comer tres?Ayden lo mira sabiendo que son muchos, está por negarse, pero Arya se adelanta.—Mejor, vamos a ver si la tía Bea trajo suficiente para todos. No quieres dejar a Sebas sin comer, ¿verdad?Aryehn niega con la cabeza y entiende la situación.—Está bien, mami, no quie
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Robín al rescate
Arya llega al colegio de su hijo, tomándolo de la mano y con la chequera en el bolso. Se siente poderosa. Siente que finalmente es plena y feliz.Sus hombres saben que los ama, y están con ella. ¿Qué más puede pedir?Luego de pasar con la directora y ponerse al tanto con ella. La mujer no puede dejar de preguntarse por curiosidad por qué es que yo Arya no estaba con el niño. Incluso le preguntó si era su madrastra. ¡Ja, quisiera!Luego de eso se marcha a su departamento. Robín ya le espera con los últimos cotilleos del día.—¿Y me dirás por fin por qué tienes esa sonrisa en tu rostro? —pregunta risueño mientras se pone su calzado especial para las citas formales.La mayoría de las veces anda en tenis, gorra y pasa inadvertido, como cualquier joven. Él es un chico superdotado en cuanto a inteligencia, pero con mala
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Advertencias
El doctor Evans para todos, Robín para Arya se acerca a decirles que su pequeño hijo ya está estable. Al solo oírlo, la doctora abraza de nuevo a Ayden y rompe a llorar. Siente que su alma vuelve a su cuerpo y que se va el temor.—En un momento van a poder pasar a verlo —asegura aún con su ropa de civil debajo de una bata quirúrgica improvisada.—¡Gracias, Robín! —expresa Arya y lo abraza efusivamente para después soltarlo—. Dijo la maestra de Aryehn que comió helado y estuvo corriendo después de eso.—Uf… justamente las recomendaciones que pediste que no hiciera —comenta él—. Creo que deben hablarlo con el colegio o ponerle un maestro sombra solo para que lo vigile.—Ya veremos —informa Ayden—. Es muy pronto para sacar conclusiones.—Lo siento, tienes razón —dice Robín
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Ofensas
Todos los Emory, más los agregados que son Arya, Robín, Sebas y Bea, se sientan a la mesa. Es un hecho insólito si se puede decir.Aryehn comió un poco y después se quedó dormido en los brazos de Arya. Esta no quiso soltarlo ni un solo momento, para ella era sublime cada momento que pasaba con su hijo. Aunque le dolieran los brazos y la espalda por el peso, valía cada minuto.La conversación era algo trivial, hasta que Ayden recibió una llamada que lo alejó de la mesa.—No sabía que tu regreso había sido tan formal —desdeña Mark con molestia—. Mírate, toda una madre… solo ten cuidado de no parecer demasiado…—él hace una pausa como buscando la palabra correcta—, necesitada de dinero, ya sabes, la prensa puede hacer parecer que estás aquí solo por los millones de mi hermano.El silencio se hace pr
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Hurtadillas
El beso se vuelve más profundo conforme avanzan, Ayden pasa sus manos por la espalda de Arya. Sabe que la desea, pero no sabe cómo manejar ese deseo. Siente que si le da rienda suelta no habrá vuelta atrás y no quiere mostrarse realmente como es. Teme hacer o decir algo que no deba.Arya, sin embargo, ha esperado por ese momento durante mucho tiempo. Lo quiere, lo desea. Tomándolo del rostro lo atrae hacia ella intentado que él la bese más, que bese su cuello y su cuerpo, pero entonces el timbre de una llamada les interrumpe.Ayden siente alivio, Arya molestia. Es claro que ella es siempre la primera que quiere más, y él, quien es reticente.Él se levanta y va a tomar la llamada, cuando se da cuenta de quien es, se nota que le desagrada, cuelga y vuelve su atención a Arya quien ya se está acomodando para dormir. Como cada noche, pone las almohadas en medio para que Ayden se sient
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Cameron
Cuatro años y medio antes—No quiero a nadie cerca de mi hijo —dice Ayden a su padre.—Si me hubieras hecho caso, nada de esto estuviera pasando —regaña Gerard a su hijo—. Si ahora estuvieran casados Arya y tú, ella quizás no se hubiera ido.—¡Pero entiende que no es tu decisión quien llega o se va de mi vida! —asevera con la mirada frustrada.Gerard lo había acorralado en un momento de debilidad.—Mi nieto necesita una madre, el calor de una mujer siempre es bueno para el hombre —resuelve en voz alta.Ayden, quien se vio afectado ya una vez por ese mantra de su padre, no quiere que le suceda lo mismo.—No me importa, lo que pienses, querías descendencia, ya la tienes —objeta Ayden Emory, el millonario que siendo incapaz de contradecir a su padre ha accedido a sus deseos.Gerard arre
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La mano que mece la cuna
Cuatro años y un mes antesAyden había decidido salir con Cameron y su hijo una vez al mes. Había notado que su pequeño se había acostumbrado a su presencia y estaba tranquilo con ella. Cameron había pasado a dormir varios días a la semana en casa de Ayden y a este no le importaba. No se daba cuenta de que ella se apegaba más y más a su hijo.Esa noche ellos habían salido a cenar con el pequeño. La joven millonaria había aprendido que debía mantener su distancia con Ayden, respetaba eso, pero cuando se trataba del pequeño Aryehn, Cameron se tomaba ciertas licencias que Ayden no se daba cuenta, salvo Bea y Sebas, a quienes no les hacía gracia la forma en que ella interfería.—Aryehn está por cumplir un año —comenta ella luego de comer un poco de pasta—. Quería saber si me autorizas hacerle
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Intervención
Ayden había llegado dónde Cameron. Su padre ya estaba ahí intentando dialogar con Mark para que los dejara manejar eso a su manera. Sin embargo, y como decía el doctor, al estar en una institución pública era obligación de ellos intervenir. La policía ya venía en camino también. —¿Qué ha pasado? —pregunta Ayden cuando se les empareja. —Cameron intentó suicidarse, se arrojó a un auto y pidió ser traída acá —explica su padre—. ¿Pasó algo que deba saber? —cuestiona mirando a su hijo en busca de una explicación. Ayden mira a Mark y sabe que no es un buen momento para hablar. —¿Quién ha hablado con ella? —inquiere el hijo mayor de Gerard Emory. —Solo la enfermera, no deja que nadie se acerque, tomó un bisturí de algún lugar y amenaza con suicidarse si no entras a verla —explica Mark de mala gana. Ayden medita un poco si es o no prudente entrar a verla. —Tengo que hablar con ella —dice finalmente. —Deja que la psiquiatra hable con ella —demanda Mark, pero Ayden no le hace caso. Pas
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