Después de aquella pequeña bienvenida hacia Ramona, los días siguientes surgieron con normalidad donde esta, trataba de seducir a sus empleados, quienes no cedían, a excepción de uno, que le encantaban las mujeres maduras. Este era, Iván Castro, un enfermero de 27 años de edad, el cual era de clase baja, piel morena clara, aspecto musculoso y definido, con una estatura de 190 cm, labios gruesos, ojos verdes con pestañas enchinadas, nariz pequeña y respingada, acompañado de un rostro armonioso con mandíbula marcada, el cual lucia Perfecto con un cabello muy corto y negro, este vestía la noche del viernes, su atuendo de enfermero en color blanco total, ceñido al cuerpo y que le sentaba muy bien. Esta noche del 22 de Julio, los guardias de seguridad se encontraban fuera de la habitación de Ramona, resguardando que nadie entrara allí mientras era “Atendida” por Ivan. En toda la residencia no se encontraba nadie más que estos mencionados al principio, ya que Evangelina en compañía de su
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