Apoyé la cabeza en el hombro de Charles mientras mi corazón se ralentizaba y el aire regresaba a mis pulmones. El cuerpo todavía temblaba ligeramente.Sentí su pecho moverse con el intenso latido de su corazón. Sonreí, sabiendo que mi “el cantante” sentía lo mismo que yo, el placer y el amor en cada toque mutuo.- Te amo Carlos. - dije, sin moverme de donde estaba, sintiéndome más segura que nunca en toda mi vida.- Te amo, Sabrina. Y amaré por siempre. Y no importa qué más pidas... Olvida tus planes, porque ya no me separaré de ti y de Medy.- ¿Promesa? Lo miré, viendo la calma en sus ojos verde esmeralda.- Promesa.Lo besé con ternura, saboreándolo mezclado con champán, el aroma del sexo y la lujuria llenando la habitación.Mis días de gloria habían llegado. Él era todo lo que quería desde el principio. Y después de años, estaba allí, conmigo y nuestra hija, cumpliendo nuestro deseo, su pedido a Santa Claus.- ¡Charles, es Navidad! - dije, bajándome de él, emocionada.- Nuestra pri
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