Escucharle llamarme, señora White fue tan incómodo en ese momento. Odié que me llamará así, pero sabía que debía acostumbrarme a eso, no tenía escapatoria alguna, por lo menos durante un buen tiempo.—Déjenos a solas.—Sí, señor White.Jason no parecía muy alegra de querer dejarme con su abuelo, pero no tiene más opción que obedecer.—Encárgate de Mía por nosotros.—No es mi hija.—No necesitas encargarte de ella, yo lo haré.Expresé enojada. Me puse de pie y cargué a Mía para evitarle a él la molestia de encargarse de ella.—No dije que no lo haría.—No me importa, yo soy su madre. Tú no eres su padre.He usado el mismo tono de voz que él, claro está que su voz era más grave que la mía, pero me refiero a que he usado el mismo rechazo que él usó hacia Mía al recordarnos que no era su hija.—Dámela.—No.—Zoe...—Muy bien es suficiente, estoy agotado de tantas peleas por el día de hoy. Vete Jason, deja que la niña se quede.Jason se va azotando la puerta y yo dejo a Mía en la cama.—Ma
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