Amaia Domínguez GarcíaLeón, Guanajuato, MéxicoAxel, a pesar de que estaba que se lo llevaba la chingada, sé que no nos iba a permitir ir a cometer ese tipo de locuras, pero yo estaba dispuesta a todo –Calma Ivanna – Le pidió Axel – Y tú también, cariño. Nadie de ustedes irá a matar a nadie, tienen que tranquilizarse y dinos mejor lo que pasa güera.A la güera le había pasado algo sumamente malo, yo nunca la había escuchado desearle la muerte o ser ella misma la persona que juraba matarla, y Axel tenía razón, había algo que había puesto a la güera en ese estado, que si veía a Cecilia iba a ser capaz de hacerle un daño mayor.–La estúpida de tu esposa, hizo ya un chisme con mis familiares en Autlán y por cierto, Axel, mi madre me llamó furiosa diciéndome que siempre supo que soy una cualquiera, pero que meterme con un casado o sea contigo, excedió todo límite.Como no iba a estar la güera así, esa mujer iba dejando su ponzoña por todos lados, ahora hasta se había atrevido a poner a l
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