Adriano entro por la puerta principal, encontrándose con Libia. Era la nueva empleada que contrato su padre, cada vez que la veía se sentía incomodo, no sabia porque le molestaba verla. Ella cuando veía al ceo se ponía muy nerviosa. Adriano sabia que intimidaba a la gente pero ella parecía un flan cuando lo veía.La saludo y se dirigió hacia el comedor donde encontraría a su esposa y su padre. Al verla sonreír cuando lo vio entrar, algo se removió en él.-Maldita sea. ¿Porqué tenia que tener aquella sonrisa angelical, capaz de desarmarlo? Y aquel lunar que apenas se veía cerca de su pecho.El llamado de su padre lo saco de sus pensamientos. – Hijo, que alegría que llegas a cenar.-Hola, papa- este se acerco a su padre besándolo en la frente. ¿Cómo te haz sentido?-Bien, con tan excelente compañía.Alana sonrió, por los halagos de su suegro.- Me alegra, verlo mucho mejor.-A mi me encanta tener tan excelente, compañía.-¿Qué bueno, papá? Me alegra que estes muy bien.-Toma asiento
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