—¡Al que madruga Dios le ayuda!Sí, Sasha había cumplido su promesa y había vuelto a despertarse antes que Grace. Grace se incorporó al instante, lanzando una mirada fulminante a la figura de Sasha.—Por favor, no acostumbres a despertarme con frases ingeniosas de buenos días—, refunfuñó Grace, prácticamente rodando fuera de la cama.—No voy a hacer ninguna promesa. Mira, he encontrado dónde guardas las toallas—, dijo Sasha, con una sonrisa creciente. Grace la fulminó con la mirada.—Genial, ¿quieres que llame a los Cinco Famosos, he oído que tienen una plaza vacante para que sean los Seis Famosos? —. dijo Grace con sarcasmo. Sasha puso los ojos en blanco.—No, pero ¿quieres tratar esos problemas de ira que tienes? —, replicó Sasha, lanzando una toalla directamente a la cara de Grace.—¿Podemos ducharnos ya, no soy una persona madrugadora? —, dijo Grace, dirigiéndose a la puerta.—Está claro—, murmuró Sasha en voz baja antes de seguir a Grace. Cogió su teléfono y se puso a buscar en c
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