(enero 6, 2020 Nueva York, N.Y)(Aurora Mickols) Obviamente, para cuando todo se calmó, yo estaba con un humor del demonio y mi hija ni se diga, pues el berrinche fue tal que le subió la temperatura y hubo que llamar al médico. Claro está que al hacerlo todos llamaron al más confiable, yo llame a Ángel, mi hermano adoptivo, que trajo consigo a Ana María la pediatra y Víctor llamo por costumbre a Marco. Era de esperarse que estando todos en la sala y ver llegar a los médicos con sus batas blancas y maletines a quienes Víctor esperaba y a los que solo vieron llegar y correr escaleras arriba; todos se asustaron, con la consecuencia de que, al estar encerrados en la habitación d
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