García LourençoApenas había comenzado la semana y me desperté con un mensaje de notificación en mi celular, ¡era ese viejo idiota, el Coronel Matías! Ya llenándome de trabajo y ejecutando órdenes a través de mi celda, suspiré profundamente mientras frotaba mi mano sobre mi cara, todavía tambaleándome por la noche anterior. Había bebido mucho, la mujer que dormía a mi lado aún estaba en mi cama, me levanté y caminé al baño para darme una ducha, ya que el día estaría bastante ocupado.Después de ducharme, la mujer se despertó, se levantó y pidió usar el baño. Acepté y comencé a arreglarme, después de unos minutos ella se vistió y se fue, mejor así no soporto a una mujer pegajosa y mucho menos, de esas que se quedan detrás de mí todo el tiempo! Esta semana aún conocí a Rebeca en el batallón del coronel Matías, quien me trató con frialdad y me echó en cara que amaba a Cortés, sin embargo, no me dejé amedrentar, porque si de verdad lo amaba, no me hubiera ido. conmigo, mucho menos sería u
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