Los ojos de Ezra no eran azul cielo como los de ella, más bien se asemejaban a dos perfectos zafiros, grandes y brillantes, admitía: le gustaba y por si fuera poco le atraía bastante, no como el tipo de atracción hacia Asher que era cálida, tierna y sensible sino más bien aquella que era cargada en deseo, pasión e incluso lujuria, sí, en definitivo esa era la sensación que el moreno de larga trenza, cabellos negros y corpulento cuerpo provocaba en su interior sin embargo no era tonta, el que se hubiera vestido como una no significaba que lo era, porque Ezra no había considerado un pequeño error en su trazado plan; Madison era astuta y por supuesto que durante todos los años de amistad con Asher había aprendido lo que era tratar con un verdadero cabrón mujeriego, ella sabía perfectamente que estaba jugando ¿Por qué? Tenía algunas pistas, la primera su amigo: A
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