Siempre vivimos tan metidos en nuestras realidades que, de alguna manera, olvidamos que no todos vivimos y sentimos la vida de la misma manera. Olvidamos que nada en este mundo es netamente universal y que cada ser es un cosmos único que goza de alguna individualidad autónoma que impide que haya dos iguales, del mismo modo, te ayuda a agruparte con semejantes que enlazan con tu desarrollo como ser social. Lastimosamente, tras ese olvido, cuando nos encontramos hechos que disciernen de nuestras costumbres entramos en un transe de incredibilidad que estremece todos nuestros sentidos haciéndonos, en primera instancia, rechazar cualquier acercamiento a estas actitudes que nos escandalizan mientras, quienes las practican, parecen totalmente naturalizados en ellas.Mi agudizado sentido de la audición escucha como las flamas del fuego se expanden ansiosas sobre aquellas valientes que osan posarse sobre él como si su agresiva fiereza no fuese más que una caricia para sus delicados cuerpos q
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