Un fuego azul con humo verde rodea todo su cuerpo.—Hola cobarde—. No sé a quién le habla, truena los dedos y aparece un gran hombre lobo. —Viste toda la masacre como un cobarde, ¿porque te escondes?, Pensaste que no te encontraría—. Una sonrisa se le dibuja.—No, solo estaba esperando que tan buena eres, veo que eres una demonio muy bien entrenada—.—Dile al que anda tras esto que, de la cara, sé que no eres él—.—Como lo sabes, talvez lo tienes delante de ti—.—No eres él, solo con verte a los ojos sé que recibes orden de alguien más, no eres más que él que recibe órdenes y las trasmites, eres como su secretaria—. Sonríe de medio lado, el lobo se ve cabreado por el tono burlón que utilizo mi luna.—Te he subestimado abominación—. Mi luna sonríe ampliamente. —Eres peor de lo que él se imagina—.—Me siento halagada, pero es hora de terminar esta charla—.— ¿Qué vas hacer? —. La desafía.—No mucho perro pulgoso—. —Déjamelo a mí, mi luna—. Ella me sede el lugar.—Es todo tuyo amor, pe
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