A medida que el tiempo pasaba rápidamente, Airin se encontró inmersa en su formación culinaria, absorbiendo cada lección, cada técnica y cada consejo que el Chef Ko tenía para ofrecer. Lo que comenzó como una relación mentor-estudiante pronto se transformó en algo mucho más profundo y significativo. La confianza y el respeto mutuo que compartían se convirtieron en los cimientos de una relación cercana y sólida.Airin admiraba la pasión y la dedicación del Chef Ko por la cocina, y él a su vez veía en ella un talento prometedor y una voluntad inquebrantable de aprender y crecer. Juntos, exploraron nuevos sabores, técnicas innovadoras y desafíos culinarios, cada día fortaleciendo su vínculo y profundizando su conexión.Con el tiempo, Airin se dio cuenta de que su relación con el Chef Ko trascendía los límites de una simple formación profesional. Se convirtieron en confidentes, amigos y, en muchos aspectos, en una familia culinaria. El Chef Ko se convirtió en una figura, guiándola no solo
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